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Bolillo crossing the action
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¿quien es Golemón?
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Pene
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mecenas
Unión libre
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carretera
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Checo el pacheco
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Diseñador gráfico (un ensayo más para el montón)
Vagina
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Mario Marioneta y Marcelo Rovelo
Iban Mario Marioneta y Marcelo Rovelo a clase de historia de México, un poco tarde, pues Mario Marioneta, insistió en hacer sobremesa tras el desayuno.
El maestro se dirigió a Marcelo Rovelo:
-¿En quiénes fue inspirada, señorito Rovelo, la verdadera revolución mexicana?
-¿A quién le hablas, a mi o a éste pinche papanatas? ¡Jua, jua, jua! –se inmiscuyó, Mario Marioneta, señalando con su bracito derecho, a Marcelo Rovelo.
-No te pases de listo Mariíto y no digas peladeces o te vas a la mochila. –Le advirtió Marcelo.
Mario Marioneta se llevó ambas manitas a la boca, pareció abrir grandes, grandes los dos ojitos y guardó silencio. Marcelo, entonces, se dirigió al maestro:
-Los hermanos Flores Magón, maestro.
-Muy bien, muy bien, señorito Rovelo. –Dijo el maestro.
La clase continuó con ritmo natural. Ya casi por finalizar, el maestro anotaba la tarea en el pizarrón, mientras dictaba al alumnado. Mario Marioneta, nuevamente habló:
-¡Ya cállate, pelmazo!, ¡Jua, jua, jua!
-¡Mario!, ya te dije que te estés quieto. Una más y ésta vez si te vas a la mochila. –Dijo Marcelo Rovelo a Mario Marioneta.
-¡Jua, jua, jua! ¡Pélame la verga! ¡Jua, jua, jua! –Respondió insolentemente, Mario Marioneta. -¡Jua, jua, jua! –Mientras reía a gritos, haciéndose notar.
-¡Te lo advertí!
Marcelo Rovelo abrió la mochila con la mano derecha, echó dentro a Mario Marioneta y cerró. El maestro y el alumnado, lo observaban con cierto aire de indignación. Marcelo Rovelo, apenado, se dirigió a todos y agregó tímidamente a la situación:
-Lo siento, de verdad lo siento, no sé qué le pasa hoy a Mariíto, creo que amaneció un poco enfermito.
Todos parecieron conformes con las disculpas de Marcelo y con sus lapiceros y portaminas, retomaron su dictado. Así mismo, el maestro continuó garabateando el pizarrón y dictando la tarea. Todo en calma, todo tan quedo, muy quedo, tan era así, que parecía un silencio. Entonces…
-¡SÁCAME, SÁCAME HIJO DE TU PUTA MADRE!, ¡SÁCAME O TE MATO, PENDEJO!