20100112

Entrevista a Rulo, por Ana Laura.

Domingo, 6 de la tarde. 11 de enero de 2010.

Todo sucede en el bar del hotel Monarca. Fino, fino hotel, de alfombra roja por doquier y pinturas muy costosas; botones, gerente, sub gerente, escuadrón de cocineros y una de las mejores barras cocteleras de la ciudad. Saludo a Ana Laura, hace casi un año que no la veo y sin necesidad de ponernos al día, comenzamos con la entrevista. Nunca he dado una entrevista y ésta, de hecho, surge por idea mía. Ana Laura es quien me entrevistará, yo sólo responderé preguntas mientras dejo grabando lo que suceda con la reportera y esperamos pasar un buen rato bebiendo y fumando tabaco sin cesar. Ana Laura tequila y unos Camel y yo escocés y unos Delicados, el tequila me pone mal. Ana Laura habla primero, desde luego. Yo doy un jalón a la pipa y la guardo nuevamente en un bolsillo de mi chaqueta.

Ana Laura: Y bueno, Rulo, ¿de qué se trata todo esto?, es decir, ¿Quién es Antonio Dieff?

Rulo: Mmm… verás, Antonio Dieff es un personaje de ficción, eso es, supuestamente, obvio, ja, ja…

Ana Laura: Ja, ja, ja, ja, ja…

Rulo: No, espera, esa es la versión corta, pero se que realmente no llega al punto de tu pregunta. Claro que hay un trasfondo muy sustancioso en todo este fenómeno de Mr. Dieff. ¿Pero, como explicarlo?

Ana Laura: No hablaba de eso, o no me refería a eso.

Rulo: Si, mira, es como La Mitad Siniestra de Stephen King.

Ana Laura: Y yo te digo, que no me refería a eso.

Rulo: Si, entiendo, a eso voy, estoy haciendo un preámbulo. Dieff es más bien la mitad decadente, aunque también la mitad que puede ser más cobarde, o en algún momento arriesgar la vida. El que se emborracha por mí y a veces conmigo. Es un ser viviente hasta cierto punto, pero, como todo ser viviente, no tiene una conciencia perpetua de su existencia, ni del por qué. Dieff, es un tipo descuidado y más que yo a decir verdad.

Ana Laura: Ja, ja, ja. Ya es decir mucho.

Rulo: Bueno si, y supongo que él no se lo había preguntado. Bastaba sentirse controlado, es decir, por ésta conciencia alterna, o sea, yo, para dejar de actuar como un autómata. Ahora, Dieff se pregunta "¿por qué?", pero, a diferencia de mí, Dieff no sabe de mí y yo sí, de él y de mí.

Ana Laura: Controlado...

Rulo: Si, bueno, aunque todo esto es pura especulación, ya que ni yo mismo sé mucho de mí, ni sé si soy creación de otro ser, como dijo el tipo éste Unamuno, aunque ahora mismo es cuando planteo esa duda para mí. ¿Pero, como saberlo? Y en éste punto, se desarrolla Actuar, donde Dieff está en mis zapatos y yo en los de Dieff. Son Antonio y Rulo, dos seres paralelos que comparten el mismo destino, ambos somos uno, pero actuamos en dimensiones paralelas. Sin embargo, coexistimos, ¿me entiendes?

Ana Laura: Ok, pero sigo sin saber que siente Dieff. El, porque es Dieff. Me refiero a las cosas determinantes que lo convirtieron en Dieff, por no hablar de que tú te conviertes en Dieff. Es decir, háblame de Dieff.

Rulo: ¡Caray!, es que Dieff está ahí, quizá en mi subconsciente, o resolviendo algún caso, cosa que no se le lee hacer mucho. Ja, ja. Pero Dieff, si, tiene una razón de ser. Y de acuerdo, tal vez eso se supone que deba saberlo yo, ¿pero qué diablos se yo?: no lo sé. No sé qué siente Dieff, ni siquiera sé qué siento yo. Ya no quiero decir “sé”, ja, ja, ja.

Ana Laura: Ja, ja, se vuelve como una muletilla. De acuerdo, Rulo, a eso quería llegar. Sería bueno que lo supieras. El qué y cómo, a mí me gustaría saberlo... y no solo que siente Dieff, sino tú también, y como lo sientes. Porque todos sentimos de diferente forma las cosas, aunque sean las mismas, ¿me explico? Pero de verdad creo que es importante saber qué sienten y cómo, porque después de un rato llegas a encontrar cosas que estaban muuuuuuuy en el fondo; y saber cómo las sientes, ayuda a comenzar viajes más seguros. Si sientes alegría, tristeza o lo que sea: conocer su forma, su aroma, etc. Tú y yo podemos tener el mismo sentimiento, pero la forma de éste, determina la diferencia entre nosotros. Espera, pásame la bolsa, o saca mis cigarros, llevo 5 horas sin un puto cigarro. ¿No te pasa que en estos bares de hotel, no puedes estar ni 2 horas sin un puto cigarro?

Rulo: ¿5 horas?, ¿2?... Deberías ver mi cenicero en casa. Si lo vieras en blanco y negro, parecería la luna repleta de trasbordadores estrellados.

Ana Laura: Ja, ja. Pero bueno, entonces Raúl, ¿quién es Dieff?, ¿quién Raúl? y ¿en qué casos actúa cada uno? Yo sé quién es Ana y quién Laura, qué hacen y todo eso, ya hemos hablado de ello antes y sabes que no soy bipolar ja, ja, ja, ja…

Rulo: Todas dicen lo mismo, ja, ja.

Ana Laura: Pero la cuestión es: ¿quién es quién?, ¿que sienten y qué papel juegan los tuyos? (los personajes). Créeme, si te interesa, la respuesta va a dar vueltas en tu cabeza por un rato y vas a descubrir otras, después.

Rulo: Si, claro, no tengo realmente la respuesta. Perdón, pero ¿a caso es Medeski, Martin & Wood lo que suena?

Ana Laura: Parece que sí. Pero enfócate, Raúl.

Rulo: ¡Hey!, ya estuvo bueno eso de “Raúl”, ¿de acuerdo? Raúl para mis papás, Rulo para los demás.

Ana Laura: Bueeeeno… Como te decía, eso te da material para más adelante, en tu literatura y fuera de ella, ¿no crees?

Rulo: Pues la idea de ésta entrevista ya es un gran avance, ¿no lo crees tú? Me refiero a que, ésta entrevista, es fundamental para mi... ¡Mierda! Más muletillas. Últimamente he estado utilizando mucho esa palabra: fundamental; y también lo de “ser partidario” y eso que yo no sé nada de política ja, ja.

Ana Laura: No importa, realmente no tanto, mientras no vuelvas con eso de que “sabes todo…” ja, ja. De acuerdo, otra pregunta, algo para dejar que descanse un poco el viejo Dieff. ¿Qué clase de artista te consideras?

Rulo: Bueno mira, eso de ser artista o no, ya es un término casi obsoleto, ni puede fundamentarse, no sirve para nada, incluso se contradice. Pero mira, tengo muchas facetas. Un día hago de esto y otro día hago de lo otro, pero pongámoslo así. Fotógrafo. Prefiero la fotografía a la pintura realista. Ya sabes, las montañitas y las montañotas, la cara del señor, el florero, la chica enseñando la entrepierna abierta como una grotesca cicatriz insaciable de penes, con la excepción de Lucian Freud. En todo caso prefiero lo abstracto, que, como la fotografía, implica plasmar un instante, como el impulso que detona congelar el tiempo en un fotograma, o la mancha, el trazo, la fuerza, el movimiento... la escritura, Ana Lau, bueno, eso siento que lo llevo hasta el tuétano.

Ana Laura: ¿Qué clase de escritura haces?, ¿cómo la definirías tú, el autor de todo? Es drama, ok, es comedia, es ficción, etc., lo he leído todo, sin embargo, supongo que hay una palabra de dos: “real” o “ficticia”, con la que te identifiques… y la verdad, yo creo que es más ficticia que real ja, ja, ja, ja. Cláro, tomando en cuenta a Dieff. Ja, ja, ja, ja, ja. Créeme, es cumplido, no ofensa, ¿eh?, sólo aclaro.

Rulo: Ya. Mira, creo que la realidad siempre se manipula, como la información. ¿Quién me dice, que es real mi ficción? La respuesta es: nadie. Y entonces, todos, lo ven como ficción y sólo ficción, sin pensar al menos en la anécdota. Es como crear una vertiente. Vertiente que no crea el autor, sino el público. El público decide que es real y que es ficción... yo solo escribo. Y bueno mi querida y bien ponderada Ana Lau, verás, tengo que ir a alimentar a Bolillo (mi gato), así que ya mero tengo que lanzarme. ¿Te molesta si contesto únicamente un par de preguntas mas?

Ana Laura: Claro, Bolillo. Salúdamelo, ¿quieres? Continuemos, dos preguntas, una doble y una sencilla. ¿Escribes por y para qué?, y, sólo por no dejar duda, nuevamente: ¿quién es Dieff?

Rulo: Escribo porque es una necesidad, pero no quiero que se me encasille, no soy escritor, no siempre, ni siempre fotógrafo como te he dicho. A veces soy un tipo que esta cagando mientras lee lo que tenga a la mano, o estudiante de diseño gráfico. Pero, "¿para qué?", bueno, para comunicar. Y veces soy un tanto ermitaño y sobre todo tengo la necesidad de comunicarme conmigo mismo, o como dicen algunos: autoanalizarme. Digamos que el mayor porcentaje de lo que hago, me lo quedo yo. Y, "¿quién es Antonio Dieff?". Te diré quién es Antonio Dieff: Yo soy Antonio Dieff; Antonio Dieff es el lector que se identifica con Antonio Dieff; el que al leer hace lo que todo buen lector, buen espectador, buen escuchador... sufre una catarsis... Antonio Dieff es la catarsis. Ahora, como te has portado bien, una pregunta más, bombón, pues Bolillo ya ha de estar comiéndose su propia cola.

Ana Laura: Si, si, sólo esta y ya. ¿Sabías que las hemorroides se comen?

Rulo: Mmm… no, no lo sabía. Y, ¿saben bien?

Ana Laura: Eso no lo sé. Pero claro que se comen.

Rulo: ¡Diablos!, yo hasta hoy sólo sabía que se trataba de un problemón anal. Y dime, ¿se supone que debo comerme una para la salud?, ¿tiene efectos psicotrópicos?

Ana Laura: ¡Ja, ja, ja, ja, ja, ja, ja, ja, ja, ja, ja!

Rulo: ¿Debo comer mis propias hemorroides o puedo pedirle a alguien más que me regale una o dos para probar de todo?

Ana Laura: ¡Ja, ja, ja, ja, ja, ja!, ¡No! Sólo se comen la orilla del culo. Ja, ja, ja.

Rulo: ¡Ah!, ya entiendo, era un maldito chiste… espera: ja, ja, ja.

Ana Laura: Oye, es bueno, tienes que aceptarlo.

Rulo: Tal vez, pero lo curioso es que yo hasta cierto punto pensé que lo habías visto en la tele o en Muy Interesante.

Ana Laura: Claro que no, es un chiste viejo. No puedo creer que cayeras en esa. Aunque bueno, si te late probar a comerte una, pues... allá tú. Ja ,ja, ja, ja, ja.

Rulo: Ja, ja. No inventes, es que por un momento, pensé que eran como las bacterias y se encontraban en todos lados, comenzaba a ponerme paranoico. Tal vez sea la mota. Estaba color café.

Ana Laura: Ja, ja. Estás muy dañado, ¿lo sabías? Eso de indagar y considerar el comerte una... ja, ja, ja. ¡Que asco! Pero está bien Raúl, dañado o no, igual te quiero. Pero si que te balconeaste con tus hemorroides, ¿eh?

Rulo: Te estás excediendo, ja, ja. No me balconeé de ninguna forma, además, creo que no tengo.

Ana Laura: ¡Ja!, si tienes como opción, el comerte una propia, pues... supongo que es porque las tienes ¿no?

Rulo: Pero no puedo afirmar tener una, de hecho no creo haber visto una en mi vida, no sé ni qué forma podría tener. ¿Es como una grotesca albóndiga colgando del culo?, o ¿como una cebollita de cambray?, ¿Cómo el culo de un mico, rojo y a punto de reventar como una hoya exprés repleta de frijoles?

Ana Laura: Primero, debería revisarte el culo y con tres fines. El primero: calar si eres o no, puto. Checa, si tu culo abre y cierra por reacción del esfínter al acercar tu dedo, significa que es carnívoro o le gusta tu dedo.

Rulo: ¡Já! prefiero vivir en la incertidumbre hasta la muerte, aunque ésta me llegue en la cárcel y mis últimos minutos de vida, descubra que si era puto, mientras me desangro del culo después de haber sido violado por el súper pollón de un Mara Salvatrucha.

Ana Laura: Ja, ja. De acuerdo, el punto número 2. Detectar protuberancias extrañas alrededor del culo y número 3: Saber si aún tienes el culo intacto o las hemorroides ya comenzaron a comérselo. Ja, ja, ja.

Rulo: Ok, cada que me limpio, siempre es igual, sin protuberancias (sin contar los pelos que me salieron en la pubertad). Además, nada de andar hablando peyorativamente de mi culo, ni como tema de conversación para tu propia diversión, ¿de acuerdo? El culo lo tengo bien, pero ya estuvo bien de hablar de Dieff y de mi culo. A ver, ¿tu culo como está? hace tiempo que ni lo he volteado a ver. Háblame de él, Bolillo puede esperar un poco más.

Ana Laura: ¡Ja!, esté bien, gracias y gracias por preguntar y respetarlo.

Rulo: Tanto así como respetarlo… en fin, ya debo irme. Llámame antes de abordar el avión, ¿quieres?

Ana Laura: ¡Ja, ja! Pongámoslo así: tengo el olfato muy sensible, no me gusta cocinar y tampoco, por ende, hacer banderillas.

Rulo: No entendí eso último, pero me marcho, además ya me tienes hasta la madre. Lo bueno es que sólo te veo una vez al año.

Ana Laura: Con cuidado, yo también te extraño.

Rulo: ¡Hey!, tú pagas la cuenta. Tal vez la próxima lo haga yo. Te quiero, Ana Lau… ¿lo ves?, si puedo decirlo.

Ana Laura: Suerte con las chicas.

Rulo: Suerte con el matrimonio. ¡Já!

Puse stop a la reportera. Abracé a mi vieja amiga y salí del bar del hotel a las 11 de la noche. Tomé un taxi y me fui a casa. Al día siguiente entregué la cinta a mi secretaria para que transcribiera la entrevista. Cuando regresó a su escritorio, le vi todo el trasero moviéndose como una aplanadora pequeña, sin poder apartar de mi mente: ¿tendrá hemorroides?

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Es bueno saber que pase lo que pase... literalmente cualquier cosa... mi amigo realmente nunca cambia...


Te quiero y extraño...

Rulo dijo...

Soy como una hierba que se da en los altos montes del Shangrilá, que por más que se quema y quema, nunca desaparecerá.

Inguanas ranas.